Como psicóloga, muchos padres de adolescentes tardíos me consultan angustiados por dificultades para soltar a sus hijos que rondan los 20 años. Analicemos pautas clave en esta etapa.
La autonomía en los 20 años
Los 20 marcan la transición hacia una independencia total de los padres. Algunas áreas que requieren atención son:
- Manejo de finanzas
A esta edad los hijos deben aprender a manejar y administrar su propio dinero, pagar facturas, impuestos, etc. Como padres es importante ir trasladando progresivamente estas responsabilidades. - Toma de decisiones
Más que imponer puntos de vista, se vuelve necesario escuchar activamente, exponer preocupaciones con respeto, y confiar en que tomarán decisiones acertadas acordes a sus valores. - Privacidad
El derecho a su privacidad y espacio físico propio ahora es esencial. Tocar la puerta, evitar interrogatorios invasivos y no registrar sus cosas sin consentimiento resulta indispensable.
Dificultades para entablar amistades
Algunos factores de riesgo son:
- Sobreprotección parental que impide desarrollar habilidades sociales
- Preferencias de aislamiento por comodidad o temores internos
- Patrones de crianza muy estrictos que generan rebeldía
- Expectativas poco realistas de los padres
Generalmente la supervisión excesiva, así sea bien intencionada, suele obstaculizar una red de apoyo independiente.
Estrategias para motivar la sociabilización
- Validar sus emociones sin criticar o avergonzar
- No forzarlo a actividades grupales contra su voluntad
- Ayudarlo a identificar causas internas que lo frenan
- Fomentar sus talentos para desarrollar autoconfianza
- Resaltar virtudes en lugar de comparar con otros
- Brindar más libertad para tomar decisiones
El especialista puede asistir
Cuando los obstáculos para la autonomía o las relaciones sociales no mejoran pese al genuino esfuerzo familiar, pedir ayuda profesional es muy recomendable para ganar claridad y trazar un plan personalizado más efectivo.
Acompañar la entrada a la adultez de nuestros hijos requiere prudencia y respeto. Debemos dotarlos de herramientas emocionales, fomentar su autonomía y permitirles aprender de los tropiezos. Y si algún área preocupa demasiado, no olvidemos que los psicólogos podemos asistir para encaminar situaciones estancadas. ¡Seguro saldremos más fortalecidos!
Preguntas frecuentes
Algunos jóvenes necesitan su espacio, pero el aislamiento extremo puede indicar problemas para relacionarse que vale la pena indagar. Dialogar sin juzgar para comprender causas, motivando poco a poco a retomar actividades familiares compartidas, es un buen comienzo.
A los 20 años, los hijos deben gradualmente asumir tareas del hogar. Si se resiste, conviene tener una conversación franca sobre la importancia de aprender a valerse por sí mismo antes de vivir solo. Establecer expectativas claras y consecuencias lógicas por incumplimiento suelen funcionar mejor que imposiciones.
Dar todo a los hijos suena noble pero puede criar adultos poco autosuficientes. Evaluar si la frecuencia de préstamos es razonable o los pone en aprietos económicos. Reconsiderar el nivel de aportes para incentivar su independencia financiera.
Sí, forzar la definición temprana puede generar ansiedad. Se debe ir guiando sin apresurar.
No hay una edad definitoria. La experiencia varía en cada persona.
Escuchando sus necesidades, animando la toma de decisiones autónoma y respetando siempre los límites marcados.