La ansiedad es una respuesta natural del organismo ante amenazas o peligros. Pero, ¿se trata de una emoción en sí misma o es manifestación de otras emociones? Analicemos este interrogante tan común sobre la verdadera naturaleza de la ansiedad.
Tradicionalmente se ha definido la ansiedad como una emoción caracterizada por sensaciones de nerviosismo, angustia, tensión y activación del sistema nervioso simpático. Sería así una de las emociones básicas junto con miedo, ira, tristeza, asco, etc.
Sin embargo, diversos expertos cuestionan actualmente que la ansiedad constituya una emoción primaria por varios motivos:
- No tiene una expresión facial distintiva como el resto de emociones básicas.
- No surge ante un estímulo ambiental específico.
- Es una respuesta anticipatoria a amenazas futuras, más que reacción al presente.
- Combina manifestaciones de miedo y angustia.
- Alterna periodos de calma con subidas de intensidad.
Por estas razones, hoy se considera más apropiado conceptualizar la ansiedad no tanto como una emoción en sí misma, sino como un estado afectivo caracterizado por:
- Expectativas de peligro futuro.
- Percepción de falta de control.
- Activación fisiológica del sistema nervioso.
- Manifestaciones somáticas como sudoración, tensión muscular, taquicardia.
- Comportamientos protectores ante amenazas anticipadas.
Así, la ansiedad se deriva de la interacción de emociones básicas como el miedo y la ira ante eventos hipotéticos e inciertos. Por ello, se considera actualmente un trastorno del estado de ánimo y no una emoción primaria.
Desde esta conceptualización, tratamientos como terapia cognitivo-conductual resultan eficaces al enfocarse en identificar y modificar los pensamientos distorsionados de donde surge la ansiedad anticipatoria.
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