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“Mi hija adolescente quiere irse de casa”: Causas y manejo constructivo

    En mi trabajo con familias, es frecuente que padres angustiados consulten por amenazas de hijos o hijas adolescentes de abandonar el hogar tras una discusión. Analicemos posibles causas y estrategias para manejarlo.

    Por qué lo dicen: causas comunes

    Algunos motivos tras esa peligrosa declaración suelen ser:

    • Deseos genuinos de independizarse por madurez
    • Percepción de excesivas normas que buscan eludir
    • Búsqueda de atención y validación emocional
    • Escalada tras conflicto reciente con los padres
    • Influencia de terceros que idealizan la emancipación
    • Momentos puntuales de rabia qué llevan a amenazas impulsivas

    Sea cual fuere el caso, manifestar intenciones de abandonar el hogar siempre debe tomarse con seriedad.

    Riesgos de forzarla a quedarse

    Ante una amenaza de fuga, típicas reacciones contraproducentes son:

    • Gritos, críticas y castigos para obligar sumisión
    • Minimizar sus argumentos tachándola de caprichosa
    • Bloquear puertas/ventanas para impedir que salga
    • Pedir ayuda a otros (tíos, primos) para que la coerzan a quedarse

    Estas respuestas autoritarias suelen intensificar el deseo de huir al sentirse incomprendidas.

    Abordaje psicológico recomendado

    Te sugiero:

    1. Escuchar empáticamente sin interrumpir para comprender qué necesidades subyacen al pedido.
    2. Validar sus sentimientos de frustración sin avalar comportamientos riesgosos.
    3. Pactar en conjunto qué cambios razonables pueden hacerse en el hogar para mejorar la situación.
    4. Acudir a terapia familiar si hace falta apoyo para superar dificultades comunicacionales recurrentes.

    Y si pese al genuino esfuerzo opta por irse, respetar su decisión manteniendo las puertas abiertas al diálogo para cuando esté lista, suele ser la mejor opción por duro que resulte soltar.

    Sin duda, escuchar amenazas de una posible fuga adolescente moviliza ansiedades en cualquier padre. Pero abordando el conflicto subyacente con sensatez y respeto, existe una buena probabilidad de reconducir la relación al entendimiento mutuo. Y en casos extremos donde decida partir, confiar en que los valores sembrados germinarán a su debido tiempo.

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