El apego emocional define la forma en que nos vinculamos y relacionamos con otros a lo largo de nuestra vida. Existen cuatro estilos principales de apego que moldean nuestras interacciones personales y de pareja. Entenderlos es clave para mejorar nuestro bienestar.
Apego seguro
Las personas con un apego seguro se sienten cómodas tanto con la cercanía como con la independencia en sus relaciones. No temen al abandono, pero tampoco necesitan aprobación constante.
Confían en sus parejas y socios cercanos, a quienes ven accesibles y receptivos. Se comunican abierta y asertivamente sobre sus necesidades y deseos. Buscan equilibrio entre intimidad y autonomía.
Este es el tipo de apego más saludable que permite relaciones estables y satisfactorias.
Apego ansioso
Individuos con apego ansioso ansían intimidad, aprobación y recepción constante de sus seres queridos. Temen al abandono y rechazo, así que buscan garantías continuas de amor.
Suelen ser muy celosos, controladores, dependientes emocionalmente e hipersensibles al distanciamiento. Esto genera codependencia e incluso aleja a sus parejas.
Apego temeroso
Quienes tienen un apego temeroso o evitativo temen a la intimidad y se incomodan ante la cercanía emocional en las relaciones. Tienen dificultades para confiar y depender de otros.
Priorizan su independencia y autosuficiencia por sobre la conexión. Se distancian o alejan frente a cualquier demanda de cercanía emocional de parte de sus parejas.
Apego desorganizado
El apego desorganizado combina el deseo de intimidad con temor al rechazo o sensación de no merecer amor. Hay confusión e inestabilidad conductual.
Las personas oscilan entre buscar cercanía desesperadamente y rechazar bruscamente a quienes les muestran interés. Esto genera relaciones muy tóxicas e impredecibles.
Como ves, existen diversos estilos de apego que determinan el cómo nos vinculamos. La terapia psicológica puede ayudarte a identificar e incluso transformar tu tipo de apego para mejorar tus relaciones interpersonales.
