Cuando alguien se pregunta “¿los polos opuestos se atraen?”, lo que busca es entender qué significa “polos opuestos” en términos de personalidad, valores o actitudes y cómo eso afecta la atracción y durabilidad de una pareja. En este artículo abordaremos exactamente eso: qué entiende la psicología por “polos opuestos”, qué evidencia existe y cómo aplicarlo de forma práctica para ti.

¿Qué significa “polos opuestos” en el ámbito de las relaciones?
La expresión “polos opuestos se atraen” procede de la imagen del magnetismo: un polo norte y un polo sur se atraen. Al trasladarlo a las relaciones humanas, se usa para describir parejas cuyos rasgos, comportamientos o estilos de vida son marcadamente diferentes o incluso contrarios.
Definición conceptual
- “Polos opuestos” pueden referirse a:
- Personalidades distintas (por ejemplo, una persona muy extrovertida y otra muy introvertida).
- Valores o intereses opuestos (como alguien que busca aventura frente a alguien que busca estabilidad).
- Estilos de comunicación o dominancia diferentes (uno más asertivo, otro más pasivo).
¿Por qué usamos esa frase?
Popularmente, la frase ofrece una narrativa romántica: que “lo que me falta” lo tengo en el otro, que la diferencia genera atracción, que un complemento opuesto “me completa”. En mi experiencia clínica he escuchado a pacientes decir: “Me atrae alguien tan diferente a mí… siento que me equilibra”. Esa percepción de atracción por la diferencia motiva la pregunta central: ¿cuánto hay de verdadero en ello?
Dos teorías clave
Para responder si “los polos opuestos se atraen”, la investigación psicológica plantea principalmente dos marcos teóricos que explican la atracción entre personas. Veamos cada uno.
Teoría de la complementariedad
La hipótesis de la complementariedad plantea que las personas se sienten atraídas por otros cuyas características son diferentes, pero que “complementan” las propias. Por ejemplo, según el sociólogo Robert F. Winch, en la selección de pareja nos fijamos en características opuestas que nos ayuden a cubrir necesidades individuales.
En el estudio de D. Christopher Dryer y Leonard M. Horowitz, se observó que en interacciones breves, parejas donde uno desempeñaba un rol dominante y el otro uno más sumiso reportaban mayor satisfacción que parejas con similares estilos en ese sentido.
Teoría de la similaridad
Por otro lado, la teoría de la similaridad sugiere que nos atraen quienes comparten valores, actitudes, fondo psicológico o incluso entorno social. Esta parece tener un respaldo empírico más fuerte en relaciones duraderas. Estudios señalan que la semejanza predice mejor la atracción y satisfacción.
En síntesis:
- La complementariedad puede explicar una chispa inicial o cierto equilibrio de roles.
- La similaridad parece explicar mejor la compatibilidad a medio/largo plazo.
¿Entonces, los polos opuestos se atraen? ¿Mito o realidad?
Mi respuesta, basada en evidencia clínica y de investigación: sí y no. Quiero explicarlo en tres momentos clave.
En el inicio de la atracción
En la fase de enamoramiento, las diferencias pueden llamar la atención, generar novedad, curiosidad. Le dije a un paciente: “esa persona tan distinta a ti parecía atractiva al principio, pero luego empezaron los choques”. Esto coincide con la idea de que lo diferente genera excitación.
En la construcción de la relación
Aquí es donde entra la prueba real. La evidencia indica que la similaridad —valores compartidos, actitudes, objetivos— es un predictor más sólido de satisfacción relacional. Por ejemplo, un meta-análisis halló que la semejanza en características importantes favorece relaciones duraderas.
En el mantenimiento y crecimiento mutuo
Aquí la complementariedad cobra un matiz relevante: en situaciones de conflicto o tareas compartidas puede ser beneficioso que uno tenga fuerza donde el otro es vulnerable, pero no a costa de comprobar que los valores básicos estén alineados. Estudios muestran que durante el conflicto, la “complementariedad en dominancia” puede predecir mejor la calidad del vínculo.
Por lo tanto:
- No es que siempre “los polos opuestos se atraen”.
- Más bien: las diferencias pueden atraer pero las similitudes sostienen.
- Y la clave está en valorar qué tipo de diferencia (complemento constructivo) cobrará ventaja frente a una diferencia que genera choque.
Aplicación práctica: ¿qué puedes hacer tú?
Como psicóloga clínica, estas son tres orientaciones que comparto con mis pacientes para traducir esta teoría a tu vida.
1. Evalúa los valores y objetivos compartidos
Pregunta: ¿Comparto con la otra persona aspectos esenciales como: qué quiero de la vida, cómo afronto la familia, qué significa para mí la estabilidad emocional? Si en valores fundamentales hay concordancia, las diferencias secundarias podrán manejarse mejor.
2. Identifica qué diferencias son “complementarias útiles”
Una diferencia puede aportar si permite roles claros y equilibrio: por ejemplo, uno es más práctico y otro más soñador, pueden colaborar. Pero si la diferencia genera fricción constante (“yo quiero control, tú cedes todo”), entonces se convierte en factor de conflicto. En terapia trabajamos para reconocer estas dinámicas y renegociar roles.
3. Desarrolla comunicación para gestionar diferencias
Cuando noto en consulta que parejas no gestionan bien sus opuestos, les enseño a:
- Reconocer (yo tengo este estilo, tú otro)
- Validar el valor del otro (aunque distinto)
- Negociar: ¿cómo usar nuestras diferencias a favor del vínculo?
- Verificar coherencia: ¿nuestras diferencias respetan nuestras metas y valores?
Con ello se convierten en oportunidad en lugar de peligro.
Mi experiencia clínica y cómo lo he visto
En mi práctica con muchas parejas he observado:
- Parejas que comenzaron muy “opuestas” (por ejemplo, él muy extrovertido, ella muy introvertida) y al cabo de unos años la diferencia les pasó factura porque no tenían rituales o actividades comunes para conectar.
- En otras, las parejas similares en valores pero con diferencias en estilos (él más planificador, ella más espontánea) gestionaron esas diferencias mediante acuerdos y las convirtieron en un recurso de crecimiento.
Estas historias muestran que la clave no es simplemente “ser iguales” o “ser opuestos” sino cómo se maneja la diferencia y cuán compatibles somos en lo que importa.
En definitiva, cuando vemos la afirmación “los polos opuestos se atraen”, debemos matizarlo: las diferencias pueden generar atracción, pero la similaridad en valores y la buena gestión de las diferencias son las que favorecen relaciones saludables y duraderas.
Si deseas revisar tus patrones de atracción, explorar qué diferencias estás viviendo y cómo manejarlas, en terapia psicológica online podemos trabajar juntos para darte herramientas prácticas hacia un vínculo más consciente.
Fuentes
Barelds, D. P. H., & Dijkstra, P. (2008). Do people know what they want: A similar or complementary partner? Evolutionary Psychology, 6(4).
Markey, P. M., & Markey, C. N. (2007). Romantic ideals, romantic obtainment, and relationship experiences. Journal of Social and Personal Relationships, 24(4), 517-533.
Slotter, E. B., et al. (2023). Greater interpersonal complementarity during romantic conflict predicts enhanced relationship quality. PsyPost.
The Decision Lab. (n.d.). Similarity hypothesis.
Psychology Town. (n.d.). Similarity in relationships: How shared traits foster attraction.