El envejecimiento puede venir acompañado de ciertos padecimientos y enfermedades que afectan la salud mental de los adultos mayores. Conocerlos es clave para detectarlos a tiempo y buscar ayuda profesional.
Alzheimer y otras demencias en la tercera edad
Las demencias provocan deterioro progresivo de las facultades mentales. La más común es el Alzheimer, donde se presentan síntomas como:
- Pérdida de memoria, especialmente episodios recientes
- Dificultades para comunicarse y realizar actividades cotidianas
- Desorientación espacio-temporal
- Cambios bruscos de comportamiento y personalidad
Es fundamental detectar signos tempranos de Alzheimer para buscar tratamiento que frene el avance.
Depresión en el adulto mayor
Los adultos mayores son propensos a cuadros depresivos por situaciones asociadas a la edad:
- Muerte de seres queridos
- Enfermedades y discapacidades propias
- Sentimiento de soledad y aislamiento
- Cambio de rol al dejar la vida laboral
Los síntomas incluyen tristeza prolongada, apatía, llanto frecuente, irritabilidad, insomnio, falta de apetito y tendencias suicidas.
Ansiedad en adultos mayores
La ansiedad en la tercera edad es un trastorno que puede manifestarse como:
- Preocupación y nerviosismo excesivos
- Temor desproporcionado a morir o enfermar
- Dificultad para conciliar el sueño
- Somatización: dolores de cabeza, muscularos, taquicardia
Buscar ayuda profesional es clave. El deterioro cognitivo asociado a la edad no debe verse como algo normal. Con los tratamientos adecuados es posible mejorar la calidad de vida del adulto mayor.
Si quieres saber un poco más te invitamos a leer nuestro artículo habla sobre la demencia senil en el adulto mayor.
Preguntas frecuentes sobre las enfermedades mentales comunes en adultos mayores
Observa cambios en el comportamiento, como aislamiento, irritabilidad o pérdida de interés en actividades que solían disfrutar. Busca apoyo profesional si notas estos signos.
Ofrece apoyo emocional, compañía y ayuda profesional si es necesario. Anima a participar en actividades que les gusten para mejorar su estado de ánimo.
Busca la razón detrás de su negativa. Ofrece comidas más pequeñas y frecuentes, elige alimentos que les gusten y considera la ayuda de un nutricionista.
Fomenta la comunicación abierta, el apoyo emocional y actividades que les brinden alegría. El acompañamiento de familiares y profesionales puede marcar la diferencia.
Observa cambios en el estado de ánimo, la pérdida de interés en actividades cotidianas, alteraciones del sueño o la falta de energía. Si estos persisten, busca ayuda.
Prioriza la escucha activa y el apoyo emocional. Anima la participación en actividades sociales y recreativas para levantarles el ánimo.