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Mi Pareja Me Genera Ansiedad: ¿Soy Yo, Es Él/Ella o la Relación?

Sentir que “mi pareja me genera ansiedad” es una de las experiencias más dolorosas y confusas que existen. Si frases como “estar con mi pareja me provoca ansiedad” resuenan contigo, quiero que sepas que tu sentir es válido. La relación, que debería ser un puerto seguro, se siente como una tormenta.

estar con mi pareja me provoca ansiedad

Como psicóloga clínica, he acompañado a muchas personas que llegan a mi consulta con esta angustia. Viven en una contradicción constante: aman a su pareja, pero estar con ella les roba la paz.

El gran desafío es que esta ansiedad rara vez tiene una sola causa. Puede ser una flecha que apunta en tres direcciones: hacia ti, hacia tu pareja o hacia la dinámica que han construido juntos. El objetivo de este artículo es ayudarte a desenredar esta pregunta para que puedas tomar acciones claras y recuperar tu bienestar.


¿Por qué siento ansiedad en mi relación?

Cuando un paciente me dice “mi pareja me crea ansiedad“, mi primer objetivo es que actuemos como detectives de esa emoción. La ansiedad es un sistema de alarma. No podemos simplemente apagarla; tenemos que entender qué la está activando. Generalmente, la respuesta se encuentra en uno de estos tres escenarios.

Escenario 1: “Mi pareja ACTIVA una ansiedad que ya vive en mí” (el apego ansioso)

En este escenario, el problema no es tanto que tu pareja genere la ansiedad, sino que activa heridas o patrones que ya tenías. Esto suele estar ligado a nuestro estilo de apego, formado en la infancia.

Si tuviste un Apego Ansioso (donde el cuidado de tus padres fue inconsistente), aprendiste que el amor no es seguro y que en cualquier momento te pueden abandonar. De adulto, esto se manifiesta como:

  • Hipervigilancia: Estás constantemente buscando señales de que algo anda mal. El pánico que sientes cuando ves que “leyó” tu mensaje y no responde es un ejemplo.
  • Miedo al Abandono: Vives con un terror subyacente a que te dejen, lo que te lleva a necesitar constante reaseguramiento.
  • Sobreanálisis: Analizas cada palabra, tono de voz o gesto de tu pareja, buscando un “significado oculto” que confirme tu miedo.

En este caso, aunque tu pareja sea estable y amorosa, tu cerebro sigue operando bajo la vieja alarma del abandono. Mi pareja me hace sentir ansiedad porque su simple individualidad (querer espacio, estar callado/a) se siente como una amenaza para ti.

Escenario 2: “Mi pareja ME TRANSMITE su ansiedad” (el contagio emocional)

Este es un caso muy común y específico. Llegas a la consulta diciendo: “Mi pareja me transmite su ansiedad“.

Las emociones son contagiosas. Si tu pareja es una persona crónicamente ansiosa, estresada o pesimista, y tú eres una persona empática (una “esponja emocional”), es muy probable que termines absorbiendo su estado de ánimo.

Esto se vuelve un problema cuando:

  • Te conviertes en su terapeuta: Tu rol principal en la relación pasa a ser el de calmarla, gestionarla y “salvarla” de su propia ansiedad.
  • No hay límites: Tu pareja usa la relación para descargar su estrés sin filtro, y tú no tienes un “escudo” para proteger tu propia paz mental.
  • Vives en “modo rescate”: Dejas tus propias necesidades de lado porque las de tu pareja siempre parecen más urgentes.

Aquí, mi pareja me produce ansiedad no por lo que me hace a mí, sino porque me sobrecarga con lo que le pasa a ella.

Escenario 3: “Mi pareja ME CREA ansiedad” (la relación es el problema)

Este es el escenario más delicado. Aquí, tu ansiedad no es una reacción exagerada ni un contagio. Es una respuesta lógica y saludable de tu cuerpo a una situación que no es segura.

Tu ansiedad es una bandera roja que te dice: “Peligro”. Mi pareja me causa ansiedad porque la dinámica de la relación es inherentemente estresante o incluso tóxica.

Esto ocurre en relaciones donde hay:

  • Control y Celos: Tu pareja revisa tu teléfono, te cuestiona sobre con quién hablas, te aísla de tus amigos.
  • Inestabilidad Crónica: Viven en un ciclo de pelear-reconciliarse. Nunca sabes cuándo vendrá la próxima explosión.
  • Invalidación y Gaslighting: Tu pareja minimiza tus sentimientos (“Estás exagerando”), te hace dudar de tu memoria o te culpa por sus reacciones (“Tú me obligaste a gritarte”).
  • Comunicación Agresiva: Hay gritos, insultos o faltas de respeto.

Si vives “caminando sobre cáscaras de huevo” por miedo a la reacción de tu pareja, tu ansiedad no es el problema. Tu ansiedad es el síntoma que te está tratando de salvar.


¿Qué hago? Pasos prácticos para recuperar la calma

Una vez que tienes una mejor idea de cuál escenario resuena más contigo, puedes empezar a actuar.

Paso 1: La pausa de auto-observación (el diario de ansiedad)

Antes de culpar o reaccionar, conviértete en un observador de ti mismo. Por una semana, cada vez que sientas el pico de ansiedad, anota:

  1. ¿Qué pasó justo antes? (Ej: “Mi pareja me dijo que saldría con sus amigos”).
  2. ¿Qué pensamiento tuve? (Ej: “Seguro se va a encontrar con alguien más”).
  3. ¿Qué sentí en el cuerpo? (Ej: “Vacío en el estómago, corazón rápido”).
  4. ¿De qué escenario (1, 2 o 3) se parece más esto?

Este ejercicio, que a menudo uso en terapia, te da una claridad impresionante. Te ayuda a separar tus miedos (Escenario 1) del estrés de tu pareja (Escenario 2) o de las señales de alerta reales (Escenario 3).

Paso 2: Comunica con vulnerabilidad (no con acusaciones)

La forma en que hablamos de la ansiedad lo cambia todo.

  • Acusación (fomenta la pelea): “¡Tú siempre me pones ansioso/a cuando te demoras en contestar!”
  • Vulnerabilidad (fomenta la conexión): “Sé que es algo mío, pero cuando veo que han pasado horas y no contestas, mi mente imagina lo peor y me da mucha ansiedad. Me ayudaría mucho un mensaje rápido.”

Si estás en el Escenario 2, la comunicación debe ser sobre límites: “Te amo y quiero apoyarte con tu estrés del trabajo, pero he notado que después de que hablamos de eso por una hora, yo quedo con dolor de cabeza y muy angustiada. ¿Podemos dedicar 20 minutos a eso y luego hacer algo que nos relaje a los dos?”

Paso 3: Fomenta tu propia vida (el antídoto contra la dependencia)

Esta regla aplica para los tres escenarios. Tu vida no puede ser solo tu relación. Debes tener tus propios espacios de recarga.

  • Mantén tus amistades.
  • Ten hobbies que disfrutes tú solo/a.
  • Haz ejercicio, duerme bien, cuida tu salud física.

Cuanto más “lleno” estés de tu propia vida, menos dependerás de tu pareja para tu bienestar (Escenario 1) y más fuerte serás para no absorber su estrés (Escenario 2) o para poner límites (Escenario 3).


¿Cuándo es momento de buscar ayuda profesional?

Si has intentado esto y la sensación de que “mi pareja me genera ansiedad” no desaparece, es el momento de buscar apoyo.

  • Terapia Individual: Es el lugar ideal para empezar. Es fundamental si sospechas que estás en el Escenario 1 (Apego Ansioso), pues necesitas sanar tus propias heridas para poder vivir el amor en paz. También es vital si estás en el Escenario 3 (Relación Tóxica), ya que necesitas un espacio seguro para fortalecerte y tomar decisiones difíciles.
  • Terapia de Pareja: Es una opción excelente si ambos reconocen que hay un problema y están comprometidos a solucionarlo. Es ideal para el Escenario 2 (Contagio Emocional) o cuando un Apego Ansioso (Escenario 1) se junta con un Apego Evitativo (alguien que huye del conflicto), creando un baile de “perseguidor-perseguido” muy doloroso.

Sentir que tu pareja te produce ansiedad es una señal que no debes ignorar. Es una invitación a mirar con honestidad qué está pasando.

Recuerda: una relación sana debe ser un lugar donde tu sistema nervioso pueda descansar, no uno donde esté constantemente activado. A veces, el trabajo es sanar tus heridas para poder disfrutar de la relación. Otras veces, el trabajo es reconocer que la relación es la herida. En ambos casos, tienes el poder de recuperar tu calma.


Referencias

  • Bowlby, J. (1988). A Secure Base: Parent-Child Attachment and Healthy Human Development. Basic Books.
  • Hatfield, E., Cacioppo, J. T., & Rapson, R. L. (1994). Emotional Contagion. Cambridge University Press.
  • Levine, A., & Heller, R. (2010). Attached: The New Science of Adult Attachment and How It Can Help You Find—and Keep—Love. TarcherPerigee.
  • Gottman, J. M., & Silver, N. (2015). The Seven Principles for Making Marriage Work. Harmony.

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