El motivo de consulta es esa queja inicial que te lleva a la puerta de un terapeuta, el malestar que sientes y que te impulsa a buscar ayuda, co-construido con el profesional para convertirlo en un problema accionable. Como psicóloga clínica, te explico cómo identificarlo, ejemplos comunes y su rol en tu proceso de cambio.

¿Qué es el motivo de consulta en psicología?
El motivo de consulta es el punto de partida de cualquier terapia: esa expresión de sufrimiento o conflicto que te hace decir “necesito ayuda”. No es solo una queja vaga, como “no me siento bien”; es el puente entre tu dolor cotidiano y un camino estructurado hacia el alivio. En mi experiencia, llega como un nudo emocional, ansiedad constante, discusiones interminables y, con empatía, lo transformamos en algo medible y superable.
Piensa en ello como una brújula: orienta la terapia. Según Carabelli (2013), es co-construido entre tú y el terapeuta, fusionando tu petición de ayuda con una evaluación que lo hace psicológico, alcanzable y concreto. No es un diagnóstico frío; es tu historia, validada y lista para trabajar.
Por ejemplo, pacientes llegan diciendo “todo me sale mal en el trabajo”. Ese fue su motivo de consulta inicial. Juntas, lo refinamos a “dificultad para manejar el estrés laboral sin autodesprecio”, lo que abrió puertas a metas claras como técnicas de regulación emocional.
En esencia, el motivo de consulta te empodera: pasa de víctima pasiva a protagonista activo en tu sanación.
Cómo se construye el motivo de consulta
Construir un motivo de consulta no es un monólogo; es un diálogo empático donde tu voz guía y mi expertise estructura. Empieza con tu queja, ese “por qué vengo aquí”, y evoluciona a un problema definido, con impacto en tu vida, síntomas observables y contexto relacional.
En la primera sesión, pregunto: “¿Qué es el problema para ti? ¿Desde cuándo? ¿Cómo afecta tu día a día? ¿Quién más está involucrado?”. Estas indagan el “cómo” y “cuándo” del malestar, convirtiendo lo abstracto en concreto. Como explica Carabelli (2013), esto integra tu sufrimiento con una visión terapéutica, haciendo el cambio posible y medible.
Recuerdo un joven de 28 años, que entró con “no sé qué me pasa, solo estoy irritable”. Explorando, emergió: “Ira descontrolada en relaciones, desde la mudanza hace un año, que interfiere en mi intimidad”. Ese refinamiento nos dio un foco: manejo de emociones en transiciones vitales. Ahora, mide su progreso por semanas sin explosiones.
Este proceso es tu brújula: te mantiene enfocado cuando la terapia se complica, y evalúa el éxito al final.
Motivos de consulta más comunes
Los motivos de consulta varían, pero patrones emergen en mi práctica. Aquí los más frecuentes, con síntomas y porqués, para que veas si resuenan contigo. No son diagnósticos; son puertas a la ayuda.
1. Ansiedad y estrés crónico
El más común: preocupación constante que paraliza. Síntomas: insomnio, tensión muscular, evitación social. ¿Por qué? Vida acelerada, como en Medellín con su tráfico y presiones laborales.
2. Depresión y vacío emocional
Tristeza persistente que roba energía. Síntomas: apatía, aislamiento, culpa irracional. Surge de pérdidas o rutinas estancadas.
3. Conflictos relacionales
Discusiones en pareja o familia. Síntomas: resentimiento, silencio hostil, dependencia emocional. ¿Por qué? Comunicación rota, como en transiciones como maternidad.
4. Baja autoestima e inseguridad
Dudas sobre tu valor. Síntomas: autocrítica feroz, miedo al rechazo. Común en adultos tras cambios, como divorcios.
5. Duelos y pérdidas
Dolor por ausencias, muerte, rupturas, trabajos perdidos. Síntomas: nostalgia abrumadora, ira latente. Según Kübler-Ross (1969), no es lineal.
6. Estrés laboral y burnout
Agotamiento por demandas excesivas. Síntomas: fatiga, cinismo, bajo rendimiento. En Medellín, con su economía dinámica, es rampante. Ejemplo de esto se ve cuándo consultan por “quiero renunciar todo”; es burnout clásico.
7. Problemas sexuales o de intimidad
Disfunciones o miedos. Síntomas: evitación, culpa. A menudo ligado a ansiedad y estrés.
8. Adicciones o conductas compulsivas
Dependencia a sustancias o hábitos. Síntomas: ciclos de culpa y recaída.
Estos motivos de consulta reflejan que el sufrimiento es universal, pero la terapia lo hace manejable. Identificar el tuyo es empoderador, te dice que no estás solo.
Importancia del motivo de consulta en la terapia
El motivo de consulta no es un formalismo; es el corazón de la terapia. Es tu “por qué”, que guía objetivos y mide progreso. Sin él, la terapia vaga; con él, es un mapa preciso.
Carabelli (2013) lo ve como hilo conductor: transforma queja en meta. En sesiones, lo revisamos para ajustar —si tu motivo era “manejar ira”, celebramos semanas sin explosiones. Esto motiva, como con Sofia, cuya ira laboral cedió tras metas semanales.
Es transaccional: te mueve de sufrimiento a acción. En mi enfoque, co-construimos para que sientas ownership, basado en terapia estratégica.
Pasos prácticos de cómo identificar tu motivo de consulta
Si dudas, aquí un guía para aclarar tu motivo de consulta.
1. Escucha tu malestar
Pregúntate: “¿Qué me duele ahora? ¿Cómo interfiere en mi vida?”. Anota síntomas físicos, emocionales sin filtro.
2. Contextualiza
¿Desde cuándo? ¿Qué lo desencadena? ¿Afecta relaciones o trabajo? Usa un diario, ejemplo: “Ira surge en reuniones, desde el ascenso”.
3. Cuantifica
¿En escala 1-10, cuánto impacta? Esto lo hace medible. Ejemplo calificar tu ansiedad en 8/10, guiando nuestras metas.
4. Explora alternativas
¿Has intentado solo? ¿Qué falló? Esto prepara la co-construcción.
5. Busca ayuda si persiste
Si dura semanas, agenda. En terapia, refinamos juntos.
El motivo de consulta es tu puerta a la sanación, esa chispa que dice “quiero cambiar”. Como psicóloga, he visto cómo, al nombrarlo, encuentran claridad y alivio.
Si resuenas con estos motivos, contáctame para terapia online. Juntos, lo convertiremos en tu victoria personal. ¿Listo para empezar? Escríbeme; tu historia merece ser contada y transformada.
Fuentes
- Carabelli, J. (2013). La psicoterapia: Un espacio para el crecimiento. Editorial Universitaria.
- Ellis, A. (1957). Rational psychotherapy and individual psychology. Journal of Individual Psychology, 13(1), 38-50.
- Hayes, S. C. (2005). Get out of your mind and into your life. New Harbinger Publications.
- Kübler-Ross, E. (1969). On death and dying. Macmillan.